Boletín Nº 217

18-03-2013


Tipo noticia

Jerez, Cataluña y La Rioja, los territorios preferidos por los españoles para hacer enoturismo

Según el portal especializado www.turismodevino.com alrededor de 15 millones de españoles han visitado alguna vez una bodega en el territorio nacional.

Bodegas JerezSi bien es cierto que uno de los principales retos del enoturismo en nuestro país es lograr que los más de 52 millones de turistas extranjeros que visitan España cada año opten por una escapada a una bodega de vino, también es una realidad que en el territorio nacional se han hecho bien los deberes. Así se desprende de un análisis realizado por el portal especializado que asegura que más de 15 millones de españoles han visitado alguna vez una bodega, siendo Jerez, Cataluña y La Rioja las regiones preferidas por los turistas.

Este dato, importante por la cantidad de personas en sí, confirma que las bodegas son una parte sustancial de la cultura de España, primer país del mundo en extensión de viñedo y el tercer país productor del mundo tras Francia e Italia (la menor producción se explica por un menor rendimiento de la producción en España).

Para el portal, el desafío realmente del sector bodeguero frente al enoturismo no está tanto en aumentar el número de personas que alguna vez han visitado una bodega, sino en asegurar visitantes asiduos a las mismas, pues si son 15 millones las personas que han visitado una bodega en algún momento de sus vidas, la cifra anual de visitantes se sitúa en torno al millón y medio según cifras de Acevin.

Además, explican, que a este desafío se añade la gran oportunidad de abrir la oferta de enoturismo al público extranjero lo que no sólo aseguraría una mayor internacionalización de este tipo de turismo en nuestro país, sino que estiman que podría generar unos 50.000 puestos de trabajo directos en España en el medio plazo.

El paisaje del viñedo en España es tremendamente variado; nada tiene que ver un viñedo en La Mancha con las Terrazas del Priorat, o con las viñas en tierra volcánica de Lanzarote.” “Cada bodega tiene sus historias y son realmente fascinantes y diferentes. Hay mucho que contar y mucho con lo que divertir a la gente que busca una actividad de ocio en torno al vino y sus procesos, además de las historias específicas de cada tradición vitivinícola” puntualiza.

La clave estaría en acercar la cultura del vino y abrir la curiosidad por la elaboración, los paisajes y las catas convirtiendo la actual crisis en una muy buena oportunidad para las bodegas y el enoturismo, ya que, visitar una bodega no sólo es más barato que tomarse una copa, sino que nos da la opción de salir de casa, ver cosas interesantes y además tomarse un vino y una tapa.

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